lunes, 13 de noviembre de 2023

UN CURIOSO TESTAMENTO. Cuento de Álvaro Marín

 

UN CURIOSO TESTAMENTO, CUENTO PARA TODOS

«LECTURAS ALVARO MARIN, CUENTOS Y LEYENDAS»

Nestor Yaya Garzon
En este cuento Álvaro Marín está resaltando cinco valores humanos como son: la amistad, la confraternidad, la caridad, la generosidad y la bondad.

Cuando el envejecido don Justiniano Leal entró en la notaria de esta pequeña ciudad, los empleados y las gentes que en ese momento estaban ahí suspendieron sus gestiones y lo miraron de arriba a abajo, con gran curiosidad.

Se sabía que era un hombre rico, solitario y un tanto excéntrico en su manera de pensar.

__Vengo a dictar mi testamento, dijo con voz fuerte para que todos pudieran escucharlo con intenciones de ser oído por todos.


El notario lo miró por debajo de sus gafas, tomó un lápiz y calmadamente le respondió:

_Estoy para servirlo con todo gusto, señor Leal. Puede principiar a dictar su testamento cuando quiera.

__Advierto, replicó don Justiniano, que mis únicos herederos son cinco virtudes.


__ ¿Virtudes dice usted?, comentó el notario. Pero es que las virtudes no son personas y por lo tanto no pueden ser designadas como herederas en un testamento.

__ ¡Ah, ¡Y un perro, agregó don Justiniano, sin tomar en cuenta la observación del notario como si no lo hubiera escuchado!

__Cinco virtudes y un perro.? exclamó el notario. Ahora sí que le entiendo menos, y perdone usted don Justiniano.

__Me explicaré mejor, no se preocupe señor notario. Yo sé que las virtudes no son personas y por lo tanto….


__Interrumpió el notario y por lo tanto no podrán figurar en su última voluntad señor Leal.

__Así es. ¿Pero si esas virtudes están encarnadas en personas?

__ ¡Ah! Eso es otra cosa don Justiniano. ¿Pero el perro qué?

__A su tiempo se enterará mejor de lo del perro, si usted tiene paciencia señor notario de copiar con exactitud lo que le voy a dictar.

__Puede usted empezar, don Justiniano, le pido el favor dícteme despacio y muy claro.

Y don Justiniano le dictó al notario el siguiente testamento. 

__Yo, Justiniano Leal, identificado con el documento de identidad “bla, bla, bla” comerciante retirado y habiendo cumplido con todos los requisitos legales que se necesitan para otorgar testamento y estando en pleno uso de mis facultades mentales y considerando, declaro que la totalidad de mi fortuna que consiste en la no despreciable suma de cien millones de pesos, depositados en los bancos de la ciudad, se distribuya entre las siguientes virtudes.


__Virtudes no don Justiniano replica el notario.

__Insisto en que lo que trato de premiar son virtudes, manifestó impacientemente don Justiniano.

__Está bien. Puede continuar, replicó el notario un poco malhumorado.

__Decía que, entre las siguientes virtudes, encarnadas en las personas que a continuación expreso.

PRIMER HEREDERO:

__Un cuarto de mi fortuna o sea la suma de veinticinco millones de pesos, debe entregársele a la señorita Irene Rosillo, porque cuando hace muchos años fui detenido injustamente por la policía, acusado de un delito que no había cometido, creyó en mi inocencia, no me abandono y estuvo lista a presentarme cuantos servicios fueran necesarios. Me hizo conocer la bondad

El notario levantó la cabeza un momento, le dio una rápida mirada a don Justiniano y volvió a agacharse.

SEGUNDO HEREDERO

__Deseo que el segundo cuarto de mi fortuna sea puesto en manos de Lisandro Martínez, albañil de profesión, porque la mañana de un domingo, en un parque, dónde él paseaba con sus hijos pequeños, me dio un soponcio y el corrió a socorrerme, después de que le encargó sus niños a una señora; me condujo a una droguería cercana, pago de su bolsillo los remedios y luego me llevo en un taxi hasta mi casa: supe qué es la confraternidad. 


__Le parece que voy bien señor notario? pregunto don Justiniano, después de un breve acceso de tos.

__No tengo ninguna objeción que hacer hasta ahora, señor Leal. Figuran en su testamento dos herederos la señorita Irene Rosillo y el señor Lisandro Martínez.

__Y dos virtudes señor notario: bondad y confraternidad.

__Muy bien, don Justiniano. Le ruego continuar.


TERCER HEREDERO

__Debe entregársele igual suma, es decir, veinticinco millones de pesos, a la señora María Carmen Garnica, propietaria de una fonda en la plaza de mercado, porque una vez que me acerqué a su modesto y popular establecimiento le pedí un caldo; ella me tomó por un mendigo y no me quiso cobrar, hecho que repitió siempre que, ocasionalmente, fui hasta allá. Entendí qué es la caridad. 


CUARTO HEREDERO

__El último cuarto de fortuna debe entregársele al señor Basilio Eduardo Torres, porque en mi última enfermedad, en el hospital, nos correspondió compartir el mismo cuarto y él olvidándose de sus propias dolencias, se levantaba a atenderme. Me dio una clara lección de lo que es la generosidad. 


__Completamos así los cien millones de pesos, ¿no es verdad señor notario?

Efectivamente señor Leal. Entonces queda distribuida su fortuna entre cuatro personas exactamente, pues cada una de ellas recibe veinticinco millones de pesos.


__Entre cuatro virtudes, expresó con voz firme don Justino: bondad, confraternidad, caridad y generosidad. Y ahora, continuó, deseo completar mi testamento.

_Le oigo con mucha atención, manifestó amablemente el notario.

En este momento don Justiniano asumió una dramática actitud, tratando de llamar aún más la atención de todos quienes ahí estaban.

__Por último, y es mi voluntad que estas cuatro personas recojan y cuiden, por turnos, un perro sin dueño que diariamente recorre los alrededores de la carnicería, cerca de mi casa, donde pueden, identificarlo por el nombre de "chacho”. 

Me acompañaba en mis paseos de enfermo y por él conocí lo que es la verdadera amistad


__Vuelvo a preguntar: ¿está todo correcto señor notario?

__Creo que sí, don Justiniano, pues nada le impide legalmente disponer de su fortuna como le parezca. Mi obligación es guardar este documento en su respectivo sitio para que, llegado el momento, se proceda de acuerdo con sus deseos.

 ¿Pero quería hacerle una pregunta que les deja a sus parientes?


¿Parientes?
¡parientes no los tengo, Mis padres y hermanos murieron hace ya bastante tiempo!

Y dicho esto, solemne y satisfecho, don Justiniano se despidió del notario y se alejó.


POSTDATA.

No sabemos si aún vive, pero tan pronto nos enteremos de su fallecimiento haremos cumplir la última voluntad de don Justiniano Leal

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