miércoles, 1 de noviembre de 2023

LA LECHERA CUENTO (Néstor Yaya Garzón)

EL CUENTO DE LA LECHERA l Cuentos  Fabula Para Niños y Niñas

La Lechera Viviendo Un Lindo Sueño De Fantasía


En tierras lejanas, una encantadora campesina, de nombre Hita, que en este cuento apodaremos la lechera, era una joven que vivía en una aldea con su abuela.

Dos vacas solían ordeñar todos los días y la lechera llevaba el cántaro de leche en la cabeza a una ciudad cercana, después de vender la leche de todo el día solía regresar a casa por la tarde.

Hita cuidaba sus vacas, las alimentaba bien y las mantenía muy limpias, su abuela la quería mucho, pero Hita era una soñadora, solía soñar con hacerse cada vez más rica, sus sueños siempre metían a Hita en problemas.

Las vacas están fuera de la cuadra se perderán por qué no estás pendiente de ellas le regañaba su abuela.

Ah, lo siento abuela estaba soñando quiero decir pensando.

Si, ya sé que estabas pensando siempre soñando en hacerte rica, tienes que trabajar para conseguirlo, soñando no te vas a hacer rica, esas ensoñaciones te costarán muy caro algún día, “le dijo”.

Pero Hita no la escuchaba, nunca dejaba de soñar despierta un día cuando Hita estaba a punto de salir de casa a vender la leche, su abuela la llamó a la cocina, escucha pequeña hoy no tienes que ir al mercado a vender la leche
¿por qué abuela pregunto hita?

Hay una gran ceremonia nupcial en nuestra aldea vecina, mañana la aldea celebra la boda de la hija de una persona muy importante toda la gente importante de las aldeas cercanas asistirá a la ceremonia has entendido Hita.

Una boda debe de ser un gran acontecimiento, toda la gente rica estará allí, ¿pero por qué No deberíamos vender la leche en el pueblo? se enfadará la alcaldesa.

No mi inocente pequeña la alcaldesa es la madre de la novia y quiere que su cocinero le prepare toda clase de dulces deliciosos me ha pedido personalmente que le mande un gran cántaro de leche fresca para su elaboración, me ha prometido pagarnos el doble de lo que ganamos un día en el mercado es una gran oportunidad para ganar más dinero y respeto en las aldeas cercanas ¿el doble de dinero abuela? 

Ese día con un cántaro de leche en la cabeza, se dirigía hacia la aldea. Mientras caminaba, empezó a soñar despierta con gran rapidez, abrazando ese aire sencillo, esa gracia deliciosa, que extendía a todos los que encontraba en su camino.

"¡Estoy realmente contenta con mi suerte!" -exclamó, porque no deseaba otra compañía que sus propios pensamientos, que alegremente presentaban inocentes ideas de satisfacción. La feliz Hita caminaba sola y se decía a sí misma:

"Esta leche, una vez vendida en la aldea, me dará mucho dinero, y con esta venta iré al mercado del pueblo y compraré un canasto de huevos los incubaré cien polluelos nacerán con maíz y salvado los alimentare, y vagarán por los campos cantando el 'pio, pio' a medida que crecen. "

Nestor Yaya

"Cuando sean lo suficientemente grandes, los llevaré al mercado y los venderé.

Con el dinero compraré un cerdo, y con bellotas, salvado, repollo y alimento para castañas, crecerá tanto que Incluso presenciaré su vientre arrastrándose por el suelo".

"Lo llevaré al mercado y con ello sin duda sacaré una buena suma que me permitirá comprar una vaca robusta y un ternero que hará cabriolas y correrá por el campo hasta llegar a la cabaña cercana".

"La vaca dará a luz una novilla.

Cuando el ternero se convierta en un toro, lo llevaré al mercado y obtendré una buena ganancia. Adquiriré seis novillas y ampliaré mi rebaño a ocho, permitiéndoles pastar en el campo. Cada vaca me dará una ternera, y tendré dieciséis vacas en total."

"Las llevaré al mercado y las venderé, amasando una fortuna sustancial. Compraré un palacio y una fábrica".

Nestor Yaya

Con esta idea, se sintió abrumada por la alegría y de júbilo. Ella saltó exuberantemente, pero su exuberancia hizo que su jarra volcara, derramando la leche en el suelo, tiñendo el camino de blanco.

¡Pobre lechera!

¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, adiós manjares para la boda de la hija de la alcaldesa.

huevos, pollos, lechón, vacas y ternero.

¡Oh loca fantasía!,

¡Qué palacios fábricas en el viento!

Modera tu alegría;

no sea que, saltando de contento,

al contemplar dichosa tu mudanza,

quiebre tu cántaro la esperanza.

No seas ambiciosa de mejor o más próspera fortuna; que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro:

mira que ni el presente está seguro. 

Este cuento alude al dicho que desaconseja construir castillos en el aire. Sin embargo, el poder del pensamiento nos permite poseer todo lo que deseamos. A esto se le llama soñar y no hay nada de malo en soñar con una fantasía. De hecho, podemos encontrar la felicidad incluso en una realidad que existe únicamente en nuestros pensamientos. Así pues, está permitido soñar en la isla de la fantasía, donde nuestros pensamientos pueden tejer una cinta.

Fabula escrita y adaptada por Néstor Yaya

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