martes, 28 de enero de 2014

La Primera Guerra Que Incendio a Europa El Tiempo


La Primera Guerra


La Primera Guerra mundial estaba punto de estallar, se había creado un cumulo de intereses para que así fuera, lo que hizo incendiar el continente fue un complot o intención maligna e imperialista.

Esa es, sin duda, otra de las causas de la Primera Guerra Mundial : la forma en que Otto Von Bismarck consolido la unidad del Imperio Alemán después de la guerra franco-prusiana (1870-1871), y las consecuencias para Europa que tuvo este triunfo político y militar del Canciller de Hierro: el aislamiento diplomático de Francia, por un lado, y algo que empezó a preocupar en lo más profundo a Inglaterra, por el otro: el surgimiento del apetito colonial entre los reyes alemanes y su pueblo.

Entre 1877 y 1878 haciendo casi un recuento taquigráfico, nunca hay suficiente tiempo para el pasado – el Imperio Ruso, otro viejo fantasma, derroto al imperio Otomano en una guerra en la península de los Balcanes y en el Cáucaso. No lo hizo solo, no: Serbia, Rumania, Montenegro y Bulgaria, pelearon a su lado, buscando sacudirse del dominio turco. Y lo lograron. Se hiso entonces el Congreso de Berlín, en el verano del 78, para que las potencias se repartieran una vez más el botín.

Fue allí donde el Imperio Austrohúngaro se adueño de Bosnia y Herzegovina, con un sutil ropaje de protectorado que le duraría hasta 1908, cuando se la anexo ya del todo, sin pretextos ni modales. Pero era obvio que algo así lo enfrentaría con Rusia y sobre todo con aquellos que reivindicaban en los Balcanes el “Paneslavismo”: la unidad de los pueblos eslavos, divididos en el sur no solo por razones políticas e ideológicas.

Así que el incendio ya estaba prendido, pero como en los viejos caserones cuando hay un corto circuito: solo por dentro al principio, devorando a su paso la madera y las vigas, las entrañas. Exhalando el olor del fuego que aun no se ve. Era cuestión de tiempo de reloj para que le polvorín explotara y el mundo con él.

Aunque a Inglaterra no le preocupaban tanto esas cosas; ya llegaría el momento de hacerlo. Pero la actitud del Imperio Alemán si, ahora en manos del Káiser Guillermo II, un arrogante e impetuoso dispuesto a hacer valer a cualquier costo su poder y sus planes.

Eso precipito la alianza inglesa con Francia y luego con Rusia: con la primera en 1904 para garantizar el orden colonial en el África del norte; y con la segunda en 1907 para garantizarlo en Asia Central y en India. “La Triple Entente”.

En 1911 vino la segunda crisis marroquí- la primera había sido en 1905, casi con los mismos actores-, cuando una rebelión contra el sultán hizo que Francia enviara tropas a protegerlo y a salvarlo; a eso se había comprometido, nada que hacer El Káiser mando entonces hasta Agadir un delegado de negocios suyo, Herman Wilberg. 
   
Luego con el argumento de que su hombre corría peligro, envió un buque cañonero, el Phanter. Solo que el barco llego antes: daba igual la guerra ya era un hecho cumplido, el tiempo seguía corriendo. En 1912 y 1913 hubo dos guerras más en los Balcanes, nadie parecía darse cuenta de nada ¿Cree usted que pasara algo?, le pregunto un amigo a José Conrad “Nada,  respondió el novelista”.

 1914 prometía ser un año apacible y feliz. En el verano la gente estaba más interesada en el juicio a Madame Gaillaux o en ir al mar o a cine que en ir a la guerra. Era el “tiempo de la seguridad” pero ese tiempo estallo en mil pedazos de un fogonazo en Sarajevo.
 
Había muchos intereses de parte de algunos países en hacer estallar la guerra para lograr beneficios, por ejemplo Francia debía recuperar Alsacia y Lorena que había perdido en la guerra Franco-Prusiana tenía heridas sin sanar, El Imperio Alemán tenía hambre expansionista y era uno de los más interesados.


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