EL PÁJARO QUE SE QUEJÓ CON DIOS
El Pájaro Y La Queja Con Dios - Néstor Yaya Garzón.
Había una vez un pájaro solitario que se quejó con Dios.
Este pájaro se encontraba perdido en medio del vasto y desolado desierto, solo se veía arena azotada por fuertes ráfagas de viento durante el día, sus alas estaban cansadas y su cuerpo muy débil.
Sin comer por muchos días anhelaba
desesperadamente encontrar algo de agua y alimento para recuperar fuerzas y
emprender nuevamente su vuelo.
En su angustia el pequeño pajarillo se
lamentaba de su miserable existencia, el pájaro se sentía abandonado a su
suerte y sin esperanza.
Con cada segundo que pasaba su desesperación
aumentaba y su voz se volvía un susurro lastimero, murmurando en su agonía.
Ya no
puedo más necesito con urgencia un refugio para pasar la noche y un poco de
alimento, tengo tanta hambre Dios mío.
En medio de aquel sufrimiento, el pájaro se
encontraba solo con la única compañía de una suave brisa que acariciaba sus
plumas y el susurro melancólico del viento, entre ellas la noche caía sobre el
desierto envolviendo al ave en una oscuridad fría y desolada.
Lleno
de miedo e impotencia desesperanza el pájaro intentó una vez más extender sus
alas para alzar el vuelo y escapar de Aquel lugar inhóspito, pero por falta de
alimento sus fuerzas eran insuficientes no lograba elevarse en el aire y cada
vez que lo intentaba se debilitaba más y más.
mirando hacia el cielo estrellado el pájaro
se quejaba amargamente por su situación y preguntaba porque Dios Por qué me has
abandonado que he hecho delito e cometido para merecer este castigo, esta
miseria he sido un buen pájaro y considero que merezco tener una buena vida.
Pero a cambio solo me ha tocado sufrir en
esta vida estoy tan cansado de estar aquí que lo mejor sería morir de una buena
vez, que seguir en este lamentable estado en que me encuentro.
Sus palabras de desesperación se perdían en
la Inmensidad del desierto y parecía que fueran escuchadas por nadie. Pero en
ese preciso momento un amoroso ángel que estaba cerca de aquel lugar percibió
La angustia del Pequeño pájaro, conmovido por su inmenso dolor y sufrimiento,
el Ángel se acercó al ave y con voz dulce y tranquila le susurró, tranquilo mi amiguito
pájaro estoy aquí.
El pájaro confundido levantó su mirada y
preguntó tímidamente quien esta hay, quién eres y que quieres.
El ángel con una expresión serena y llena de
amor respondió, soy un mensajero enviado y tengo la misión para encontrarme con
Dios.
Una sensación de paz inundó el frágil cuerpo
del pájaro al escuchar las palabras de aquel Ángel una presencia celestial por
fin le brindaba un atisbo de esperanza en medio de su desesperación como si sus
lamentos hubieran sido escuchados por Dios.
El
Ángel continuó hablando diciendo Así: escúchame pequeño pájaro voy a
encontrarme con Dios.
Esas palabras resonaron en el aire y el ave
las acogió en su corazón, sintiendo que había alguien que lo escuchaba, alguien
que entendía y comprendía su inmenso dolor y su soledad.
En ese momento una chispa de esperanza brilló
en los ojos de aquel pájaro y moviendo tímidamente sus alas le hizo una
petición al ángel: Podrías hacerme un inmenso favor.
Podrías preguntarle a Dios, por qué me ha
abandonado y cuándo llegará ese día en el que mi sufrimiento llegará a su fin, me
siento tan cansado y siento que mis fuerzas ya no dan más.
El ángel con ternura en su mirada acogió la petición
del pájaro y respondió claro que sí pequeña criatura llevaré tu mensaje a Dios.
El Ángel se alejó con delicadeza del lugar en
donde se encontraba el pájaro, perdiéndose en el Horizonte, mientras que este
último lo observaba con gratitud.
Al encontrarse el ángel con Dios este le
compartió el mensaje del pequeño pájaro con la intención que se compadeciera de
la pequeña ave, el Ángel le contó su triste y lamentable condición y le
preguntó que cuando terminaría su sufrimiento.
Dios respondió así: debido a que está escrito
en el libro de la vida, el pájaro tendrá que seguir sufriendo así, no tendrá
felicidad.
El Ángel apenado le dijo que es muy dolorosa
su situación y que si podría sugerir alguna solución se sentiría muy agradecido
por ayudar al pájaro.
Pero Dios le respondió así: Dile al pájaro que,
por 21 días con sus respectivas noches, pare de quejarse y lamentarse y si
quiere que solamente ore de esta manera.
Gracias Dios por todo, cada vez que le entren
ganas de lamentarse o pensar en lo terrible de su situación, simplemente repita
Gracias Dios por todo Gracias Dios por todas gracias, gracias.
El Ángel complacido volvió al lugar donde encontró al
pájaro más desanimado y triste aún y le entregó el mensaje
de Dios, era eso o seguir en las penurias eternamente.
Así
que el pájaro accedió a seguir los consejos de Dios no iba a ser fácil, pero
aceptó el reto ya que no le quedaba otra esperanza.
Un mes después el Ángel pasó de nuevo por el
mismo camino y quiso visitar a su amigo el pájaro al acercarse al lugar donde
estaba todo árido su asombro fue total, observó que las plumas de su amiguito pájaro
habían crecido en su diminuto cuerpo, dándole mayor cobijo y permitiéndole
volar para buscar alimentos, también observó que unas pequeñas planta habían
crecido en la zona desértica donde estaba y que el pájaro había encontrado
refugio en un viejo árbol que tenía pequeños brotes de ramas verdes.
Igualmente se percató asombrado de un pequeño
estanque de agua que había brotado de la Tierra y del que bebían otras aves que
llegaban al lugar.
El sitio se había convertido en un pequeño oasis
en el desierto, con un futuro floreciente y prometedor.
Nuestro amiguito el pájaro que siempre se
estaba quejando, pues ya no se lamentaba más, sino que por el contrario cantaba
y revoloteaba alegremente alrededor del árbol que le daba cobijo.
El Ángel estaba asombrado no entendía Cómo
había sucedido todo y recordaba que Dios le había dicho: que estaba escrito que
ese pájaro no tendría felicidad por lo que le quedaba de vida.
Así que con esa inquietud en su mente fue a
visitar a Dios nuevamente con reverencia el ángel se acercó a Dios y le
compartió la historia del pájaro, le narró como a pesar de la aparente
adversidad y la sensación de abandono, el ave había encontrado la felicidad al
comenzar a orar diariamente una sencilla frase, “gracias a Dios por todo”.
El Ángel expresó su desconcierto y preguntó
señor ¿cómo pudo suceder esto, porque el pájaro ha encontrado la alegría y la
plenitud?
Dios en su infinita sabiduría y amor sonrío y
respondió, verás hijo mío nunca he abandonado a ninguna de mis criaturas,
regresa al lugar donde se encuentra el pájaro y entrégale este mensaje.
El Ángel asintió y se dispuso a cumplir la
voluntad de Dios, días después el Ángel regresó al desierto y se encontró
nuevamente con el pájaro, su presencia fue recibida con una mezcla de sorpresa
y alegría por parte de nuestro amigo pájaro, que había experimentado una
verdadera transformación en su ser.
El ángel con una voz serena y llena de esperanza
le dijo, pequeña criatura quiero compartir contigo un mensaje de parte de Dios,
él me ha dicho que nunca te ha abandonado, te ama profundamente y está siempre
contigo.
El pájaro emocionado y expectante escuchó atentamente
las palabras del Ángel.
El mensajero divino continuó Dios me ha
revelado que, aunque tu camino ha sido difícil y has enfrentado muchas pruebas,
él está presente en cada momento, por eso te ha dado la capacidad de encontrar
la felicidad y la plenitud en medio de la adversidad, tu actitud de gratitud ha
sido el puente hacia la dicha continúa, dando gracias por cada instante de vida
y encontrarás la verdadera felicidad.
El
pájaro con lágrimas y alegría en los ojos asintió y respondió gracias, gracias
por traerme este mensaje de amor y esperanza, me siento lleno de gratitud por
la vida que se me ha dado y por la comprensión de que Dios siempre ha estado a
mi lado.
A partir de ese día el pájaro vivió una vida
llena de significado y plenitud, aprendió a valorar cada pequeño regalo que le
brindaba la naturaleza, a apreciar el amor de aquellos que le rodeaban y
encontrar paz y Consuelo en los momentos de tranquilidad, a medida que
compartía su gratitud con el mundo, su luz interior se intensificaba iluminando
cada Rincón de su existencia y contagiando a otros con su alegría.
La historia de aquel pájaro que se quejó con
Dios, nos invita a apreciar y a valorar todo lo que tenemos, aun cuando estamos
en medio de las dificultades, debemos de recordar que él siempre está con
nosotros.
Al expresar nuestro agradecimiento por las
bendiciones diarias, abrimos nuestras mentes y corazones a la abundancia. Es
así como encontramos la verdadera plenitud, la gratitud, nos ayuda a valorar la
vida en su totalidad, Incluso en momentos difíciles encontrando lecciones y
oportunidades de crecimiento.
La gratitud también nos ayuda a fortalecer
nuestras relaciones y queda de aprecio mutuo reconocer el esfuerzo y
generosidad de quienes nos rodean.
Fomenta la empatía y el amor hacia los demás,
ser agradecido es una elección diaria que abre las puertas a la felicidad, la
prosperidad y el bienestar.
Que esta historia nos Inspire a conectarnos
con la gratitud y encontrar la felicidad en los detalles más simples de la vida,
sonríe, agradece y abraza la vida. Solo tienes el presente para vivir.
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