Un día, la zorra vio a la cigüeña volando por encima de ella
y le gritó: "¡Hola, cigüeña! Que hermoso plumaje tienes y que ágil vuelas, pero me podrías decir ¿Qué tienes en tu pico?". La cigüeña le
respondió: "La amable le contesto tengo un poco de arroz que he recogido en los campos que es comida para mi familia".
La zorra, comenzó a idear un plan por que quería robarle el arroz, le dijo a la cigüeña: "¿Me
dejarías probar un poco de ese arroz? Nunca he probado ese arroz ". La cigüeña, que era muy amable, le dio un poco de arroz a la
zorra.
La zorra se lo comió y le dijo: "¡Realmente qué delicioso es el
arroz de la señora cigüeña! ¿Podría darme un poco más?". La cigüeña, que todavía
era muy amable, le dio otro poco de arroz a la zorra.
La zorra se lo comió y le dijo: "¡Este arroz es
realmente muy delicioso! ¿Me darías un poco más?".
La cigüeña, que ya empezaba
a sospechar que la zorra quería robarle todo el arroz, le dijo: "Lo
siento, pero ese es todo el arroz que tengo, otro día te invitare a cenar. Pues hoy ya tengo que llevarle comida a mi
familia".
La zorra, frustrada por no haber podido robarle todo el arroz a
la cigüeña, le dijo: "Bueno, entonces ¿por qué no te sientas aquí un rato
y charlamos?". La cigüeña, que quería regresar a casa para estar con su familia lo antes
posible, le dijo: "gracias por la invitación pero lo siento amiga zorra, pero tengo que irme de inmediato. Adiós".
Y diciendo eso, la cigüeña voló lejos de la astuta zorra, que no
pudo atraparla pues su intención era no solo robarle el arroz, sino comerse también a la cigüeña.
aunque la cigüeña no se dio cuenta de esta segunda intención fue precavida y no acepto la invitación de la zorra para "charlar"
MORALEJA.
¿Qué enseñanza nos deja el cuento de la zorra y la cigüeña?
La moraleja de esta historia es que es importante ser amables
con los demás, pero también es importante tener cuidado con aquellos que pueden
querer aprovecharse de nuestra amabilidad.
Que muchas personas después de conseguir la amabilidad del otro en lugar de corresponder a esta, intentan es aprovecharse y sacar provecho para ellos.
La moraleja varía un poco según sea la versión,
Esopo afirma que debe llevarse con paciencia que le traten a uno como ha
tratado a los demás.
Aunque estaba enojada, le dio las gracias por la invitación
y lo invitó a cenar otro día o en una próxima ocasión.
Descubre la
fábula "El Muchacho y el Viento", una historia con valores sobre la
justicia y las consecuencias de la avaricia.
En la fábula
"El Muchacho y el Viento", Néstor Yaya Garzón nos enseña que la
justicia siempre prevalece, aunque a veces tarde en llegar.
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cuento en redes sociales y diles a todos que lo descubriste tú, gracias.
Déjame un
comentario al final.
@ganardinerosconwordpress NELSON YAYA
El
Muchacho y el Viento
Érase una vez
una pobre viuda muy viejecita, que tenía un muchacho honesto, bueno y
trabajador que cada semana se encargaba de ir al mercado para que su madre no
tuviera que hacerlo.
Para ayudar a su
madre, el muchacho iba todos los días al mercado a comprar los alimentos que
ella cocinaba.
Un día, como de
costumbre, el muchacho entró al mercado. Pero al salir, el viento sopló con
mucha fuerza y le arrebató las provisiones, que desaparecieron rápidamente.
La
historia del mantel, el carnero y el bastón
El muchacho
pensó que se trataba de un accidente, por lo que no le prestó mucha atención.
Con el poco dinero que le quedaba, volvió al mercado y compró nuevamente las
provisiones. Sin embargo, al salir, el viento sopló fuertemente y se las
arrebató otra vez.
Molesto, entró
nuevamente y compró las provisiones por tercera vez.
Pero, igual que
antes, al salir del mercado, el viento volvió a arrebatárselas hasta que desaparecieron
por completo.
Sin dinero,
harto de la situación y frustrado por no poder llevar los insumos para que su anciana
madre prepara la comida, el muchacho, llorando y muy furioso, decidió averiguar
dónde quedaba la casa del viento. Una vez que lo supo, decidió ir a visitarlo
para exigirle que le devolviera las provisiones que le había arrebatado.
Tras un largo
camino y muchas horas de marcha, muy cansado, se propuso preguntar por la
ubicación de la casa del viento.
Al llegar,
exclamó con furia y voz enérgica:
–¡Buenos días,
señor Viento!
No obtuvo
respuesta. Repitió:
–¡Buenos días,
señor Viento!
Entonces, se
escuchó una voz fuerte y algo ronca que le respondió:
–¿Qué deseas,
muchacho?
El muchacho,
enfadado, le respondió:
–Solo quería
rogarte que fueras bueno conmigo y me devolvieras las provisiones que me
quitaste a la puerta del mercado. Somos muy pobres, y mi madre y yo no tenemos
nada más que comer.
El viento se
sintió un poco avergonzado.
–Lo siento,
muchacho, aunque tienes razón... A veces me cuesta controlar la fuerza. Te
prometo que yo no tengo tu comida y me es imposible devolvértela.
–Pero ya que
sois tan pobres, te regalaré un mantel.
–¿Un mantel?
¡Pero si los manteles no se comen!
–Ja, ja, ja.
Tranquilo, este es un mantel mágico. Cuando quieras comer, extiéndalo en una
mesa, acto seguido solo tienes que decirle: "Mantel, sírveme ricos
manjares, que estoy hambriento". ¡Te aseguro que es muy obediente!
El muchacho
aceptó las disculpas y quedó muy agradecido con el señor Viento. Se fue con el
mantel bajo el brazo y, como todavía tenía un largo camino de regreso a casa,
decidió pasar la noche en una posada.
Allí, probó lo
que el señor Viento le había dicho.
–Mantel, mantel,
sírveme ricos manjares, que estoy hambriento.
Al instante,
aparecieron en la mesa los más deliciosos platos: asado de carne, legumbres con
verduras, salmón braseado y tortitas de maíz con chocolate caliente. El
muchacho devoró todo con rapidez, el posadero desconcertado y maravillado lo
observa a prudente distancia, el muchacho se acostó satisfecho y se quedó
profundamente dormido.
Pero no se dio
cuenta de que había dejado la puerta entreabierta, y el posadero lo había visto
todo. Movido por la codicia, el posadero decidió robarle el mantel mágico.
Esperó a que el muchacho durmiera profundamente y lo cambió por otro mantel
similar.
A la mañana
siguiente, el muchacho regresó a casa muy contento para contarle a su madre las
maravillas del mantel que el Viento le había regalado.
–¿Te has vuelto
loco, hijo mío? ¡Estás hablando con un mantel! El muchacho le contesto madre es
que este no es un mantel cualquiera es un mantel especial.
Pero cuando
intentó mostrarle su poder, nada sucedió.
El muchacho, indignado, pensó que el Viento se había burlado de él y decidió
volver a casa del viento. Una vez allí, el Viento, sorprendido, le dijo que el
mantel no era falso, pero que le regalaría algo mejor: un carnero que daba
monedas de oro con solo decirle: "Carnero, carnero, dame dinero".
Contento, el
muchacho volvió a la posada, y cuando probó el poder del carnero, vio que el
Viento no le había engañado. Pero el posadero, avaricioso, volvió a robarle el
carnero mientras dormía, dejándole uno similar.
Al volver a
casa, el muchacho intentó mostrarle a su madre el poder del carnero, pero no
sucedió nada. Enfurecido, regresó nuevamente a la casa del Viento, quien,
extrañado, le dijo que le daría su último regalo: un bastón mágico que obedecía
la orden: "¡Pega, bastón!" y golpeaba hasta que se le dijera que
parara.
Consciente de lo
que ocurría, el muchacho volvió a la posada. Fingiendo dormir, dejó la puerta
entreabierta. Cuando el posadero intentó robarle el bastón, el muchacho gritó:
–¡Pega, bastón
pega!
El bastón cobró
vida y comenzó a golpear al posadero, quien rogó que lo detuviera. El muchacho
le grito solo cuando me devuelva lo que me robaste daré la orden para que se
detenga, y efectivamente Solo cuando devolvió el mantel y el carnero, el
muchacho ordenó:
–¡Bastón,
detenteBastón!
Finalmente,
regresó a casa con los objetos mágicos y su madre y él muchacho nunca volvieron
a pasar hambre. La justicia, tarde o temprano, siempre prevalece.
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Déjame un comentario al
final.
El Muchacho y el Viento.
Érase una vez una pobre
viuda muy viejecita, que tenía un muchacho honesto, bueno y trabajador que cada
semana se encargaba de ir al mercado para que no tuviera que hacerlo su pobre y
querida madre.
Para ayudar a su pobre madre
el muchacho iba todos los días al mercado a comprar los alimentos que ella
cocinaba.
Un día como lo hacía de
costumbre el muchacho entro al mercado. Más ocurrió que al salir del mercado
llego soplando con mucha fuerza el viento y le arrebato las provisiones y se
las llevo volando desaparecieron rápidamente.
La historia del mantel, el
carnero y el bastón
El muchacho pensó que se
trataba de un accidente por lo que no le prestó mucha atención y con el poco
dinero que le quedaba entro de nuevo en el mercado y compro nuevamente las
provisiones, pero al salir del mercado el viento soplo fuerte mente volvió y se
las arrebato el muchacho molesto entro nuevamente y compro las provisiones por
tercera vez.
Al salir del mercado el
viento igual que en la primera y segunda vez volvió y se las arrebato hasta que
las provisiones desaparecieron.
El muchacho ya sin dinero y
arto ya de esta situación frustrado y llorando, entonces muy furioso decidió
averiguar dónde quedaba la casa del viento y cundo se enteró decidió irse a
visitarlo y exigirle que le devolviera las provisiones que le había arrebatado
en salida del mercado.
Por un largo camino y
después de caminar muchas horas muy cansado, se propuso preguntar la ubicación
de la casa del viento.
Llego a casa donde vivía el
viento, ¡y exclamo con furia y con voz muy enérgica: buenos días señor viento,
pero no escucho ninguna respuesta, repitió por segunda vez: buenos días señor viento
¡luego se escuchó al viento que tenía una voz muy fuerte también y algo ronca
le dijo:
– ¿Qué deseas muchacho?
El muchacho le responde muy
enfadado, Solo quería rogarte que fueras bueno conmigo y me devolvieras las
provisiones que me quitaste a la puerta del mercado, pues sabrás somos muy
pobres y con mi madre no tenemos nada más que comer.
El viento se sintió un poco
avergonzado.
– Lo siento muchacho, aunque
tienes razón…
¡A veces me cuesta controlar
la fuerza! Te prometo que yo no tengo tu
comida y me es imposible devolvértela.
- No tengo tus provisiones.
– Le dijo el viento al
muchacho, pero ya que sois tan pobres te regalare un mantel.
– ¿Un mantel? ¡Pero si los
manteles no se comen!
– ¡Ja, ja, ja! Tranquilo,
este es un mantel mágico; cuando quieras comer solo tienes que decirle:
“Mantel, sírveme ricos manjares que estoy hambriento”
¡Te aseguro que es muy
obediente! y de inmediato te traerá cuanta comida desees, "con solo
decirle Mantel, Mantel extiéndete y sírveme toda clase de manjares"
El mantel se extenderá y
sobre el tendrás toda suerte de exquisitos manjares.
El muchacho aceptó las
disculpas y quedo muy agradecido con el señor viento y se fue con el mantel
bajo el brazo y como todavía tenía por delante un largo camino de vuelta a
casa, fue así que paró en una posada para pasar la noche.
Decidió entrar en la posada
muy cerca de allí para pasar la noche, y decidió comprobar lo dicho por el
señor viento y ordeno “Mantel, sírveme ricos manjares que estoy hambriento”
- Al instante cumplió lo que
pedía el muchacho y lo que le prometió el señor viento, apareciendo de
inmediato los más deliciosos manjares en la mesa.
¡Qué maravilla! Sobre el
mantel aparecieron varios platos a cada cual más delicioso: asado de carne, legumbres
con verduras, salmón braseado y tortitas de maíz con chocolate caliente, que el
muchacho devoro con rapidez.
¡El muchacho se puso las
botas y no dejó ni las migas! Se acostó con el buche lleno y se quedó
profundamente dormido. Pero no se dio cuenta de que había dejado la puerta del
cuarto entreabierta y el posadero lo había visto todo desde el pasillo.
Y todos los que se
encontraban allí quedaron maravillados sobre todo el posadero o administrador
de la posada.
– Ese mantel tiene que ser
mío… ¡Ahora mismo voy a dar el cambiazo! así que cuando el muchacho se quedó
dormido, entro con sigilo el posadero y con mucho sigilo cogió el mantel y a
cambio le dejo un mantel muy similar.
Sin percatarse, al día
siguiente el muchacho marcho a casa muy contento a contarle a su madre las
excelencias del mantel que el señor viento le había regalado, pero la madre del
muchacho no creyó que este mantel hiciera tal maravilla, pero cuando el
muchacho le pidió que se extendiera y le diera su comida, naturalmente nada
sucedió la madre dice.
– Corazón mío ¿te has vuelto
loco?… ¡Estás hablando con un mantel!
El muchacho no entendía
dónde estaba el fallo ¡¿Cómo era posible que el mantel mágico no funcionara si
la noche anterior lo había hecho perfectamente?!
Cuento Con Valores Para Niños.
Así que el muchacho muy
enfadado pensó que el viento se mofaba con él y decidió volver a casa del
viento y cuando llego cansado al cabo de muchas horas de camino le dijo al
viento: que ese mantel era falso porque el mantel solo le dio una comida y
después ya no serbia para nada, el viento le dijo lo siento muchacho, pero ese
mantel no es falso
– El viento dice:
tranquilízate, amigo, todo tiene solución. No sé qué ha podido suceder, pero te
haré otro regalo aún mejor para que se te pase el disgusto muchacho, pero ya
que no tengo tus provisiones, ten, este carnero es para ti. Pues te diré que
además de bonito es mágico, que da monedas de oro solo con que le digas.
Carnero, Carnero dame dinero.
Y muy contento el muchacho
se despidió del viento luego se marchó y como ya era de noche y no podía
regresar a su casa, se fue a pasar la noche a la misma posada que la vez
anterior.
Antes de pedir nada puso a
prueba lo que el viento le había dicho, respecto al carnero y le grito
carnero,
carnero,
dame dinero,
y vio que el viento no le
había engañado y al memento del carnero aparecieron muchas monedas de oro.
Pero el codicioso posadero
estaba al asecho.
Pero el codicioso posadero
también sintió deseos de poseer el carnero mágico, y espero a que el chico
estuviera dormido y se lo cambio por otro carnero similar pero que por supuesto
no daba monedas de oro.
A la mañana siguiente partió
el muchacho hacia su casa y tan pronto llego a su casa quiso mostrar a su madre
lo que hacía el carnero, así que le dijo:
carnero,
carnero
dame dinero,
pero el animal no le hizo
caso alguno y no salió ninguna moneda de oro, ningún dinero.
El muchacho pensó que
nuevamente el viento le había entregado un carnero falso y ni corto ni
perezoso, y como siempre después de recorrer un polvoriento y largo camino, el
muchacho llego a casa del viento y le dijo:
ese carnero no tiene ningún
valor y que estaba decepcionado!
el carnero si tiene valor,
pero no sé qué está sucediendo. Bien dijo el viento a excepción de ese bastón
que ves hay, no tengo otra cosa que darte, pero si le dices al bastón ¡Pega,
bastón! ¡bastón Pega!, empezara a pegar hasta que le órdenes párate bastón,
párate bastón, para que el bastón deje de pegar.
Como el camino era tan largo
y de costumbre ya se hacía de noche para regresar a casa nuevamente entro a
pasar la noche en la misma posada de las dos noches anteriores.
Llegó a la posada para
hospedarse durante la noche, y al ver la cara de felicidad que puso el
posadero, cuando lo vio entrar a él, se dio cuenta de todo lo que había
sucedido.
– “¡Claro, ya lo entiendo!
Este tipo fue quien me robó los dos regalos y por eso se alegra tanto de verme
de nuevo ¡Se va a enterar el muy listo de lo que tengo preparado!”
Pero como el muchacho ya
había empezado a sospechar del posadero, se fue a la habitación, dejó la puerta
entre abierta, el bastón junto a la almohada y se acostó cerro los ojos y
fingió roncar para que el posadero pensara que estaba profundamente dormido.
Pasados unos minutos, el
posadero cuidadosamente entró, cogió el bastón y justo cuando iba a salir, el
muchacho gritó con voz enérgica:
– ¡Pega, bastón!
-¡bastón pega!
El bastón cobró vida
repentinamente y comenzó a darle golpes en las piernas al posadero, que huyó
despavorido por las escaleras, pero de nada le sirvió, porque el bastón le
persiguió y sin piedad le seguía golpeando por todas partes de su cuerpo.
La Justicia Tarde o Temprano
Vera La Luz.
– ¡Ay, ay, qué dolor!
¡Por favor dile que pare!
¡Me está destrozando los
huesos!
le suplicaba el posadero.
– ¡Cuando el muchacho juzgo
que el posadero había recibido su merecido, propuso al posadero lo siguiente!
– ¡Le diré que pare solo si
me devuelves el mantel y el carnero: maldito ladrón de pacotilla!
– ¡Ay sí, sí! ¡Tienes mi
palabra!
El joven vociferó:
– ¡Párate, bastón! ¡bastón
para!
El palo regresó a su mano
derecha como si fuera un halcón amaestrado y el posadero adolorido y muy a
regañadientes, entregó el mantel y el carnero a su verdadero dueño.
A la mañana del día
siguiente, el muchacho regresó a su casa feliz y no con uno, sino con tres
valiosísimos regalos que el señor viento le había entregado:
1 Un mantel para tener
deliciosos manjares en cualquier momento.
2 Un carnero que le daría
monedas de oro cuando se las pidiera.
3 Y un bastón obediente y de
armas tomar que le defendería por el resto de su vida.
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Déjame un comentario al
final.
Al posadero le pudo más la
ambición y recibió un merecido castigo y finalmente se quedó sin nada.
La Justicia Tarde o Temprano
Vera La Luz. El Muchacho y el Viento, Néstor Yaya Garzón.
A partir de ese día, él
muchacho y su madre fueron muy dichosos gracias al generoso viento que, aunque
a veces soplaba con demasiada fuerza, sabía cómo disculparse y compensar sus
meteduras de pata.
Así sucede en la vida real,
quien roba cree que a conseguido mucha fortuna y al final se da cuenta que nada
de lo que robo existe y a cambio si está recibiendo una prolongada condena.
Pero después de esto hay
muchos que no aprenden la lección y siguen haciendo lo mismo robarle las
pertenencias a los demás.
A través de esta historia,
se resalta cómo el muchacho descubre que lo que parecía un acto malintencionado
del viento, fue en realidad una lección llena de aprendizajes y recompensas.
La justicia tarde o temprano
llega.
En este cuento se resalta el
valor de la justicia.
El muchacho pensó que el
viento era malo, pero descubrió que lo que le hizo fue solo por jugar.
Luego el señor viento
reconoció su error pidió disculpas al muchacho y con la recompensa el muchacho
recibió infinitamente más de lo que el viento “le robo”.
– el mantel
– el carnero
– el bastón
El cuento o fábula "El
muchacho y el viento" parece tener algunas variantes y versiones
disponibles en internet. Una de las versiones se titula "El chico que fue
a buscar al Viento del Norte". Esta historia narra las aventuras de un
muchacho trabajador que, para ayudar a su madre, se enfrenta al Viento del
Norte tras perder la harina que había comprado en el mercado. Este cuento es
accesible en múltiples sitios web que lo presentan en un formato de narración o
lectura visual.
Otra referencia menciona un
video titulado "El muchacho y el viento", lo que indica que podría
haber otras interpretaciones de esta historia en formato audiovisual.
El cuento o fábula "El muchacho y el viento" parece tener algunas variantes y versiones disponibles en internet. Una de las versiones se titula "El chico que fue a buscar al Viento del Norte". Esta historia narra las aventuras de un muchacho trabajador que, para ayudar a su madre, se enfrenta al Viento del Norte tras perder la harina que había comprado en el mercado. Este cuento es accesible en múltiples sitios web que lo presentan en un formato de narración o lectura visual.
Otra referencia menciona un video titulado "El muchacho y el viento", lo que indica que podría haber otras interpretaciones de esta historia en formato audiovisual.
Fabulas y Cuentos Para Niños y Niñas extraído De libro de cuentos antiguos de Avaro Marín
La infancia difícil del forjador de la Libertad Cuento Histórico.
Érase una
vez un niño que nació en la ciudad de Caracas, perteneciente a las grandes
familias de la sociedad de esa época colonial y de muy alto abolengo su nombre
es “Simón”
Un jueves de
vigilia, en la noche del 24 de julio de 1783, nació Simón Bolívar en la mansión
familiar de la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, en la
ciudad de Santiago de León de Caracas, que así se llamaba entonces y que
alberga unos 40.000 habitantes.
con
característica de ser muy inteligente, imperactivo, curioso, travieso, como todo
niño de cuna rica poseía una gran pajarera, donde coleccionaba pájaros de todas
las razas y diversidad de colores, esto representaba para él una gran
diversión.
Los tres presidentes consecutivos formaron la república conservadora, gracias a la relación iglesia estado, que ayudo a la hegemonía conservadora.
Los presidentes conservadores tuvieron una hegemonía de tres mandatos presidenciales consecutivos iniciados en el año 1910.
La Iglesia Católica Hizo Su Parte
Esto gracias a la intervención en política de los curas de la época, quienes amenazaban a los fieles con sufrir castigos divinos si votaban o apoyaban a los candidatos liberales. Este método de persuasión surtió efecto ya que la gente del común es decir la fuerza electoral les creía a los curas y temía de sus palabras, ya que la iglesia de aquel tiempo
Érase una vez, en una tierra muy lejana, un lugar místico conocido como el Bosque Encantado. Este bosque no se parecía a ningún otro, donde cada árbol...
Dos vacas solían ordeñar todos los días y la lechera llevaba el cántaro de leche en la cabeza a una ciudad cercana, después de vender la leche de todo...