KALIMAN enfrenta a los piratas del espacio
"El Hombre Increíble
pone en marcha un nuevo plan en su lucha contra los criminales de la
organización Triángulo Verde, manteniendo prisionero al hombre de Estambul. Lo
obliga a comunicarse con el Sr. Jasil para revelarle su escondite en la Isla de
Escorpio y recibir órdenes de transportar la evidencia de que ha matado a
Aiman.
El Hombre Increíble lo
observa atentamente y sabe que el hombre de Estambul ha recibido un número de
teléfono al que deberá llamar de madrugada para contactar con otro agente de la
organización que se encargará de todo para el viaje a la isla en la zona de las
Bahamas. Hay un teléfono allí. Es hora de hacer la llamada para recibir
instrucciones. El hombre de Estambul lo mira con furia contenida. Kaliman
sonríe y añade: 'Y recuerda, esta vez no quiero trucos. No seré indulgente
contigo. Ahora salgamos del coche.
Escucha, Kaliman, tu plan
no funcionará. El señor Jasil es muy astuto y tiene agentes en todas partes. Él
descubrirá la verdad y estaremos en riesgo. ¿Vale la pena? ¿Vale la pena correr
el riesgo si eso nos da la oportunidad de llegar a esa isla donde Jasil tiene
su escondite? No funcionará y terminarás muerto; Te lo aseguro. Sal del auto.
Bien, señor. Te
esperaremos aquí mientras regresas. Sí, señor. Tengan cuidado con ese criminal;
podría atacarte. Estoy preparado para cualquier problema. Espera aquí."
Kaliman sale del auto,
observa al criminal y se dirigen hacia una cabina telefónica bajo la lluvia
torrencial. A lo lejos, las primeras luces del día iluminan parcialmente una
parte de la ciudad de París, cerca del aeropuerto de Orle. El Hombre Increíble
sigue vistiendo su larga capa negra con capucha, dándole un aspecto aún más
peculiar y exótico.
"Recuerda que estoy a
tu lado. No digas nada que pueda indicar peligro. Simplemente marca el número
de teléfono, identifícate y espera instrucciones. ¿Está bien? Muy bien,
marquemos el número ahora".
El hombre de Estambul
introduce con manos temblorosas una moneda en la cabina telefónica.
"Llama al número
especificado o tu plan no funcionará, Kaliman. Te aseguro que lo descubrirán y
terminarás muerto. La organización es demasiado poderosa para que puedas luchar
con éxito".
El Hombre Increíble mira
fijamente los números marcados por el hombre de Estambul. La lluvia los
envuelve junto a la cabina telefónica.
"Recuerden, ni una
palabra más ni una menos. Lamentaría tener que recurrir a la violencia".
El hombre de Estambul,
recordando el dolor insoportable que Kaliman le infligió la noche anterior,
obedece las instrucciones.
"Muy bien,
identifícate y espera instrucciones. Hazlo. Dilo".
"Hola, soy el agente
de Estambul. Estoy esperando instrucciones del señor Jil. ¿Entendido? Sí,
espere un momento".
Kaliman está cerca del
criminal y escucha su conversación con la voz del teléfono. Un momento después:
"Escuche atentamente.
Preséntese en el Hangar 38 del aeropuerto de Orle a las 8 de la mañana.
Pregunte por el Sr. Abula Taima y él se encargará de todo. Estará allí a las 8
de la mañana. ¿Entendido? Sí, por supuesto. Repita el mensaje. Tengo que estar
en el Hangar 38 a las 8 de la mañana y hablar con el señor Abula Taima, y él
se encargará de todo. Perfecto. Ahora, olvídate de este número y adiós, agente
de Estambul.
Oyen cortar la llamada y
el hombre de Estambul mira a Kaliman con expresión inquisitiva.
"Felicidades,
seguiste mis instrucciones al pie de la letra. Ahora cuelga el auricular.
Tenemos nuestras órdenes".
El criminal obedece y
Kaliman sonríe, lo toma del brazo y regresan al auto estacionado cerca.
"Entra rápido,
Kaliman. ¿Qué pasó? ¿Está todo bien?"
"Todo está bien.
Nuestro amigo ha recibido instrucciones de ir al aeropuerto a las 8 de la
mañana, es decir, en dos horas. No descubrieron que estaba siendo
vigilado".
"Ni una palabra más,
ni una palabra menos, lamentaría tener que recurrir a la violencia".
"La situación es
clara y precisa. Debo ir solo al Hangar 38 y hablar con un agente de la
organización. ¿Entiendes? Sin duda, tendrán un vuelo especial y secreto para mí
a la isla".
"¿Cómo puedes
asegurarte de que los cuatro podamos ir sin que nos noten?"
"Lo sabrás a su
debido tiempo. Ahora, sólo tenemos que esperar hasta las 8 de la mañana para
esa cita. Eso es todo".
La lluvia continúa sin
descanso, aunque dentro del lujoso coche estacionado en la avenida principal
que conduce al aeropuerto no hay señales de ello. Son las 7:30 a.m. Necesitamos
prepararnos para esa cita. Pase lo que pase, nos descubrirán, así que deja de
preocuparte".
"¿Qué quieres decir?
No entiendo. ¿Me vas a liberar?"
"Es una buena idea.
Tú escaparás y yo iré a la isla. Lo juro, le diré al señor Jasil que estás
muerto. Sí, por supuesto. Es una buena idea. Mientras escapas, Iré a la isla.
Prometo no traicionarte. Basta, dije. Mis planes son otros, como te dije desde
el principio. Nos separaremos, pero no de la forma que imaginas.
"No entiendo. Te
entregarás a la policía, confesando plenamente tu participación como miembro de
la organización Triángulo Verde. Te entregarás voluntariamente, mientras yo
tomo tu lugar y acudo a la cita".
"¿Estás loco? Es mi
decisión y nada la cambiará".
"¿Realmente va a
obedecer tus órdenes?"
"Por supuesto, confío completamente en la palabra de este hombre. Pero, por supuesto, voy a hipnotizarlo. ¿Qué? ¿Hipnotizarme? Nunca había oído hablar de tal cosa. Qué tontería. Quédate quieto, amigo mío. Ya es suficiente. . Ahora mírame a los ojos. Intenta no hacerlo. No puedes resistir mi poder hipnótico. Ya es suficiente. Quédate quieto. Ahora, estás bajo mi control hipnótico. Cálmate. Descansa. Descansa, amigo mío".
En apenas unos segundos,
el hombre de Estambul está bajo la influencia hipnótica de Kaliman, y con una
voz autoritaria y deliberada, Kaliman le ordena ir a la policía y confesar su
implicación con la organización Triángulo Verde.
"¿Entendido? Sí, lo
entiendo."
"Muy bien, Sacha,
señor, bajemos del auto".
"Señor, salga del
coche".
Kaliman se acerca al
hombre de Estambul, que permanece dormido al volante.
"Prepárate para
despertar. Uno, dos, tres. ¿Qué está pasando? Ya es suficiente, amigo mío. ¿Vas
a algún lado? Sí, a entregarme a la policía. Adiós, Kaliman. Kaliman, ¿estás
seguro de que obedecerá?" ¿Tus órdenes? Por supuesto, no puede hacer nada
más que obedecer. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué pasará?
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